Hace pocos días estuve leyendo un artículo por casualidad que hablaba de este síndrome. Explicaba, en primera persona, cómo unos padres desesperados porque el niño no paraba de llorar (estando bien alimentado, pañal cambiado, etcétera…) finalmente decidieron desvestirlo pensando que podía ser calor. Al quitarle los calcetines, por suerte, se dieron cuenta del motivo del llanto. Uno de sus deditos estaba fuertemente hinchado debido a que un hilo o un pelo se había enredado en él haciéndole un torniquete; no dejaba que circulara la sangre, con todo lo que eso conlleva a medida que transcurre el tiempo (acumulación de toxinas, muerte de los tejidos).
Por suerte ese bebé conservó sus dedos tras muchos cuidados pero, por desgracia, hay otros que no tienen tanta suerte. Si no se descubre a tiempo, incluso es usual que la piel absorba el pelo y haya que acabar operando o algo peor… Qué catastrofista este artículo, pensaréis. Bien, quizá sí, pero lo cierto es que lo comparto porque precisamente, un par de días después de leer el artículo, me pasó a mí.
Las niñas habían estado el día fuera con sus abuelos, para que yo pudiera escribir un poco, y llegaron dormidas. Una de ellas se veía intranquila. Se dormía y se despertaba llorando, así continuamente. Yo estaba acariciándole la cabeza y los dedos mientras la sostenía en brazos tratando que se durmiera profundamente de una vez por todas, porque no podía tener hambre, el pañal estaba limpio, no estaba sudada, no hacía frío tampoco y ya habíamos superado los terribles cólicos. Mientras le acariciaba los dedos, tuve la inspiración, los noté algo más gorditos de lo habitual, me acordé del artículo, me asomé a la luz del pasillo y ahí estaba. Un pelo oprimía sus dedos corazón y anular. Estaban visiblemente hinchados y enrojecidos. Deshicimos el nudo y estuvimos observando. La hinchazón bajó poco a poco, por suerte lo vimos a tiempo, por suerte fue en la mano, por suerte alguien compartió su experiencia y por suerte ésta cayó en mis manos.
Parece absurdo, pero las consecuencias pueden ser terribles, así que mi deber es compartirlo a mi vez para que, si puedo hacer que alguien se inspire en la noche con un bebé lloroso sin causa aparente entre los brazos y le eche un vistazo a manos y pies, sólo por si acaso, que no cuesta nada descartarlo y puede salir caro no hacerlo… Me sentiré muy afortunada de haberlo evitado 🙂
El otro día Caro escribió un artículo precioso sobre tejer una red de mamis en la que nos ayudáramos (que falta nos hace un poco de ayuda) en vez de pisotearnos las unas a las otras, en vez de juzgarnos y criticarnos. Este blog es nuestra forma de tejer esta red, compartiendo nuestras experiencias más personales, nuestras vivencias diarias, nuestros, miedos, esperanzas y nuestras ganas de ser mejores. Esta es la forma en la que pretendemos estar menos solas, menos incomprendidas, es nuestra forma de tomarnos un café y desahogarnos, y ver que no estamos tan locas ni lo hacemos tan mal después de todo 😉