Hace ya algún tiempo que la televisión forma parte de nuestras vidas de forma tan cotidiana y natural que en ocasiones ni siquiera reparamos en su presencia. Hay quien la tiene encendida “para que le haga compañía” como si de una radio se tratara, hay quien sólo la utiliza para ver programas específicos, el que la apaga para comer, el que puede estar horas y horas haciendo zapping por los cientos de canales de los que disponemos, el que no la enciende en absoluto, o el que ni siquiera tiene. Como adultos, está en nuestra mano decidir qué cantidad y qué contenido estamos dispuestos a ver a través de la televisión. Pero, ¿Qué hay de los niños?, ¿Te has parado a pensar alguna vez si ver la televisión puede ser pernicioso para ellos?, ¿Te has parado a pensar que no todos los dibujos son infantiles, o cuántas horas son recomendadas y a qué edades?
Edades recomendadas
Quizá te parezca algo radical, pero lo cierto es que la mayoría de estudios realizados al respecto, indican que no es aconsejable exponer a los niños a la televisión antes de los 2 años, e incluso algún estudio amplía la edad hasta los 3. Una vez llegado a este mínimo, se considera que no se debe exponer a los niños a más de 1 hora al día.
Y a estas alturas te estarás preguntando por qué, ¿Verdad?
Problemas derivados del abuso de consumo televisivo
Estos son algunos de los problemas más extensamente reconocidos asociados al abuso de las horas de televisión de la infancia y al contenido poco apropiado que pueden obtener los niños a través de ella:
–Obesidad: Los niños necesitan hacer ejercicio, el aire libre, relacionarse… Ver la televisión es una actividad totalmente sedentaria que además resta horas a esas otras actividades beneficiosas para la salud de nuestros hijos.
–Fracaso escolar: Todo el tiempo que dedican a ver la televisión, lo restan de otras actividades como lecturas y otros aprendizajes, deberes… Los niños se acostumbran a recibir información de forma pasiva y rápida y sin cuestionar el contenido.
–Sobre estimulación: Problemas de concentración, conformismo, y aburrimiento ante otras actividades “menos estimulantes”.
–Agresividad: Los niños no saben diferenciar la ficción de la realidad. Exponerlos a imágenes agresivas, aunque sean anuncios o dibujos animados, les enseña que ciertos tipos de actitudes son reales y válidas.
–Problemas en la adquisición del lenguaje: La televisión requiere una actividad pasiva, no pregunta, no razona, sólo bombardea a imágenes, lo que reduce el tiempo en que el niño necesita relacionarse, y esforzarse en buscar vocabulario y tener conversaciones.
Cómo gestionar las horas de televisión
Está claro que a partir de ciertas edades no podrás tenerlo apartado siempre de la televisión. Recuerda tu infancia. Seguramente algo de televisión veías, pero no tan pequeño ni tanto rato como a día de hoy, en el cual disponemos de canales que nos ofrecen programación infantil 24h al día. Pero no te preocupes, si lo sabes gestionar no es tan difícil como parece 😉
- No le dejes tener una televisión en su cuarto
- No la tengas encendida todo el día sin “ton ni son”; si quieres compañía, ponte algo de música 😉
- Nada de televisión mientras se come. También está demostrado que viendo televisión se come más que sin hacerlo, por lo tanto, ver televisión engorda. Además, las horas de las comidas son momentos de reunión y de relación entre vosotros.
- Escoge los programas que puede ver acorde con su nivel de desarrollo, no le dejes ver televisión al azar.
- Ofrécele alternativas interesantes y enriquecedoras a la televisión (manualidades, lecturas, plastilina, etcétera)
- Hazle compañía cuando ve la tele, no la utilices como niñera.
- Establece un tiempo máximo razonable y avísale poco antes de acabar tipo Te quedan 5 minutos”. Te servirá para evitar rabietas.
- Predica con el ejemplo
Aunque te parezca imposible separarlos de la televisión, lo cierto es que es más fácil de lo que parece. El primer paso empieza en ti, en no tenerla encendida todo el día y en ofrecerles alternativas para divertirse. Lo cierto es que ellos prefieren mil veces jugar o compartir su tiempo contigo que estar plantados delante del sofá. Haz la prueba, es mucho más sencillo de lo que parece. Y cuando veáis algo de televisión, escoged el programa y vedlo y comentarlo juntos como una actividad enriquecedora más.