Esta es la historia de alguien que era madre de una niña encantadora de 3 añitos y decidió, junto con su pareja, aumentar la familia. Hasta aquí todo bien. Rápidamente y sin estrés quedaron embarazados, un bonito regalo de reyes. Pronto vino la primera ecografía y pronto vinieron las noticias. Sí, estábamos oficialmente embarazados, sí, todo parecía correcto. Y bien -algún silencio mientras el ginecólogo exploraba-, Bueno, este… hay dos. “¿Dos qué?, ¿Pues qué va a ser?, Dos embriones, ¿¿¿¿¡¡¡DOS!!!???? Ojos desorbitados, ataque de risa generalizado.
Bien, así encaramos la noticia, primero riendo hasta las lágrimas, luego llorando hasta la risa. Totalmente inesperado. Sin previo aviso, sin antecedentes conocidos en mi familia (porque sí, la “culpa” o la suerte es de la mujer), sin ser “demasiado mayor” y sin ningún tipo de tratamiento. Por si alguien se lo preguntaba.
Las reacciones de los demás a la noticia también iban de la sorpresa a la risa a la alegría o al pésame. Tuvimos reacciones de todo tipo. Al principio nos parecían graciosas, sobretodo por ser reacciones de familia, amigos y conocidos, hasta las grabábamos en vídeo y nos echábamos unas risas en casa con las grabaciones.
Pero a medida que pasaba la sorpresa inicial y la noticia se extendía a seres desconocidos que encontrábamos en la calle y hacían la típica pregunta: ¿Niño o niña? Y yo contestaba: “Dos niñas” las caras de horror de muchas (increíble pero cierto) de esas personas empezaron a molestarme de verdad. Me cansé de repetir no-no-tengo-antecedentes, no-no-es-causa-de-ningún-tratamiento (Y a usted que le importa si yo no le conozco de nada) y SÍ ESTOY CONTENTA de que sean DOS y lo más importante, estoy contenta DE QUE SEAN NIÑAS, porque parece que a estas alturas, no tener un “heredero” es motivo de desgracia también. O parece que hay que dar el pésame a los padres porque las niñas prometen hacérnoslo pasar peor que los niños.

Y yo tan ilusa y tan molesta porque nunca pensé que las mujeres a estas alturas fueran muchas veces las protagonistas de este tipo de frases que suenan a ancestros, que huelen a polvo, que se ven marchitas. Llegó un punto en que me cansé de recibir el pésame de los y las desconocidos por la calle y dejé de decir que tenía dos para no tener que aguantar ese tipo de comentarios tan originales. Estaba enfadada, lo reconozco, hasta que una buena amiga me envió un par de frases que había encontrado en un libro sobre el embarazo, y que hicieron que me desenfadara con el mundo. En él decía algo así como que la gente no sabe reaccionar ante este tipo de noticias y que lo que dicen no lo dicen con maldad sino por desconocimiento. Y tiene razón. Lo pensé largamente, lo comprendí, y a partir de allí los perdoné antes incluso de que hubieran reaccionado 😉
Y aunque los comentarios siguieron (y aún siguen incluso después de haber dado a luz), ya no molestan. Así que, si estás embarazada de gemelos-as, mellizos-as, prepárate para hacer de tripas corazón, porque unos cuantos comentarios y ojos en blanco vas a tener que aguantar. Pero sobretodo, prepárate para disfrutar de la maravillosa, mágica y extraordinaria noticia de traer al mundo no una sino dos personas, y deja que toooodos los comentarios desafortunados resbalen lentamente por tu piel 😉 mientras que las alegrías más sinceras (que también las hay) se hacen un hueco en algún rinconcito de tu ser. Y aunque no estés embarazada o no lo esté tu pareja, recuerda que un embarazo deseado y sano siempre es motivo de alegría, así que si conoces a alguien con gemelos o que los espera, alégrate, porque por muy dura que pueda ser la experiencia, también es doblemente gratificante. Nada de ojos en blanco y pésames, ¡Alegría, por favor! 😉