Si educar día a día es complicado aun cuando ambos progenitores se encuentran en la misma línea de educación (sea la tradicional, montessori, waldorf o la que sea), estar en las antípodas en cuanto a la crianza se refiere puede tornar la situación insostenible e incluso llevar al borde del divorcio. No, no es nada fácil. Lo que debe ser una preciosa etapa de compartir y disfrutar de momentos juntos, de crecer en familia, se convierte en el infierno de muchas parejas. Y no es algo raro, es mucho más común de lo que puedas pensar. Si estás en esa situación, sabes perfectamente de lo que hablo, y si compartes esta experiencia de la maternidad y paternidad con alguien que armoniza con tu forma de crianza (felicidades) seguro que conoces a alguna familia que no corre la misma suerte que tú y también sabes a lo que me refiero. Por eso en el artículo de hoy te voy a contar algunas claves para intentar acercar posturas y no terminar en tragedia, por el bien de las criaturas.
Puntos en común
Aunque no lo creas, porque tu pareja parece que está en las Antípodas (en «tus» antípodas) en cuanto a educación se refiere, tenéis más puntos en común de lo que os separa, de hecho, tenéis en común lo más importante: vuestra/s criatura/s. ¿Qué significa esto? Que ambos queréis lo mejor para él o ella. Ambos daríais vuestra vida por ese retoño que os arranca sonrisas y lágrimas (las lágrimas las arrancan más las situaciones que se generan que el retoño 😉 ). Y que lo mejor para esa criatura, no lo olvidéis nunca, sois vosotros.
A partir de aquí, seguid buscando puntos en común y ponedlos sobre la mesa. «¿En qué estamos de acuerdo?», «¿en qué aspectos o situaciones pensamos igual?» Apuntadlos, aunque os parezcan tonterías. Este ejercicio os ayudará a acercar posturas porque veréis que tenéis más cosas en común de las que pensáis.
Empatía
Otra clave es tener claro que nadie tiene la razón absoluta. Que lo que tú puedes sentir que es lo mejor para tu peque, tu pareja puede sentir o pensar lo contrario. Y tu pareja puede tener la misma razón que tú. O al menos así lo siente. Así, que… ¿quién de los dos la tiene? Pues mira, salvo que sea algo absolutamente objetivo, por ejemplo que el termómetro marque que tu hijo o hija tiene 38 de fiebre, por mucho que el otro quiera decir que tiene 40 pues no, tiene 38.
Ahora bien, que si es mejor darle homeopatía, un baño de agua templada o paracetamol, pues cada uno tiene sus razones para creer que está «en posesión de la verdad», de la razón más-razonable-del-mundo-mundial. Y tú lo puedes tener muy claro, pero la otra parte también. Y el hecho de que os pongais mutuamente en el lugar del otro y os respetéis , en lugar de alejaros, os acercará.
Acercar posturas
Ahora bien, hay situaciones que cuesta tolerar, y te entiendo perfectamente. Esas situaciones son las que os llevan al conflicto, a distanciarte cada vez más, porque aunque no te hayas parado a pensarlo se suceden en los dos «bandos». Seguro que para tu pareja también hay situaciones de este tipo. He puesto «bandos» entre comillas porque no estáis en dos bandos, estáis en el mismo barco, sois un equipo con posturas diferentes, pero tu pareja no es el enemigo, por mucho que piense diferente. Tener esto claro es otro punto que os ayudará a encontrar un punto medio en el camino. Y vuelvo a recordar, lo mejor para vuestros hijos sois vosotros.
Y ¿cómo acercar posturas? Bien, esta parte es la más delicada. Debéis tener cuidado en algunos aspectos, porque es donde más desgaste se puede producir al tener que ceder, pero si se hace bien, es lo que os acercará para pode darle una educación más coherente a vuestros hijos y no volverlos locos (además de no hacerles sufrir con vuestras discusiones).
- Hay que ceder. Tal vez no te guste leer esto, pero no hay otra. Tú tienes que ceder. Y tu pareja también. Si uno de los dos no lo hace no funcionará.
- No ceder nunca a la desesperada. Con esto me refiero a que no puedes renunciar a algo que para ti es importante porque tu pareja te lo exija o implore simplemente por no crear conflicto. Esto es una tarea de dos y si tú cedes la otra parte también ha de hacerlo. ¿Por qué? Porque de alguna manera se lo cobrarás. Si la idea no te convence y lo haces «a la fuerza» tarde o temprano se lo echarás en cara, tú tendrás la sensación de que estás sacrificándote mientras la otra parte sólo obtiene beneficios y lo que al principio puede parecer una solución sólo logrará agravar el problema.
- Realizar un acuerdo por escrito. Que cada uno escriba en qué puntos estaría dispuesto a ceder, qué aspectos puede flexibilizar, qué es lo que más le costaría y dónde desea que el otro ceda. Una vez hecho esto podéis negociar «si tu haces esto que te cuesta mucho yo hago lo otro que también me cuesta más». Intentad hacer concesiones que más o menos tengan el mismo valor (por eso de equilibrar).
- Para convencer a la otra parte de algo tendrás que aportar algunos datos más que un «esto es mejor». Ten en cuenta que tu pareja también cree tener razón, por ejemplo, si quieres convencerle de que la lactancia materna es la mejor opción, dale razones y escucha qué tiene que decirte sobre la lactancia artificial. Sólo si la otra parte se siente escuchada te escuchará y entre los dos podréis llegar a un mejor consenso.
- Lo importante no es lo que creáis que es mejor, sino lo que es mejor para vuestra criatura. Tal vez lo que tú creas que es lo mejor no funciona con tu peque. Entonces ha llegado el momento de ser flexibles. Yo jamás pensaba que iba a optar por el colecho y mi pareja menos aún. De hecho era una de las cosas que dijo claramente que por ahí no iba a pasar, sin embargo pasó, y en las primeras noches, porque vio que era mejor para ella y para el descanso de la familia y 22 meses después está encantado con la decisión.
- Leed, leed siempre abre la mente 😉 Conocer las experiencias de otros padres y madres puede ayudaros a descubrir otros métodos y otras formas de educación que hasta ahora no conocíais y que igual os hacen cambiar de opinión a uno, al otro o a los dos.
- Recuerda que fuiste tú quien eligió a tu pareja como padre/madre de tus hijos. Es la misma persona. Puede que alguno de los dos hayáis cambiado de ideas o creencias, pero es la persona en la que confiaste para algo tan importante como formar una familia. Tan malo/a no debe ser 😉
- Recuperad ratos los dos juntos (y solos) para recordaros lo mucho que os queréis. A veces los peques nos roban estos momentos tan necesarios para la pareja.
Esto es un proceso lento, de reajustes personales y familiares, de hablar mucho, de respetar al otro y a uno mismo, pero sobre todo y por encima de todo, de respetar las necesidades de vuestra criatura y de no hacerle partícipe de los conflictos, porque lo más importante es su bienestar. Daos un poco de tiempo, tened paciencia y poned los dos de vuestra parte, pues ambos estáis deseando llegar a un acuerdo (otro punto en común 😉 ).
Gracias por llegar hasta aquí y buena suerte en esta «misión-posible». Sí, es posible, te lo digo por experiencia 😉