Por muy tolerantes y respetuosos que queramos ser con nuestra educación, lo cierto es que no nos suele gustar que nuestros hijos nos contradigan o nos desobedezcan. Al igual que a ellos mismos, obtener un NO por respuesta, nos resulta frustrante, y muchas veces motivo de enfado.
Lo sé mejor que nadie, porque yo de noes voy curtida 😉 . Después de haber superado los increíbles 3 años de mi hija mayor, edad que en algunos lugares se conoce con el juego de palabras de threenager (una mezcla de las palabras three (tres) en inglés y teenager (adolescente)) y que nosotros acuñamos encantados por tener, en una palabra, una descripción tan eficiente de esta etapa de su desarrollo… 😉 . Después de haber recibido una media de 50 Noes al día, de habernos peleado por el color de la camiseta, por la marca de los cereales o por el color del clip para el pelo…
Después de todo, he descubierto lo importante que son estas fases de afirmación y reafirmación del propio Yo, de su carácter, y sobre todo, me he dado cuenta de que, por mucho que a veces sus noes nos hagan salir humo de las orejas cual olla a presión, los niños no sólo tienen el derecho a decir NO, sino que es muy importante que aprendan a decirlo, que aprendan a establecer los límites de las cosas que quieren aceptar y las que no.

¿Por qué?
Pues porque no queremos niños sumisos, ¿No? no queremos que digan que sí cuando en verdad están pensando que no, no queremos que cedan ante lo que para ellos es importante o indiscutible. Porque lo que para nosotros puede parecer una muestra de rebeldía y cabezonería sinsentido, en realidad es, muchas veces, una necesidad de forjar un carácter con sus límites y sus argumentos; Igual que tú y yo sabemos perfectamente dónde están los nuestros, qué estamos dispuestos a hacer, a compartir, a decir, etcétera y qué no, ellos pueden y deben exponer los suyos.
Así que antes que empiece a salirte humo de las orejas al oír la palabra NO, intenta relajarte y dejar o incentivar que tus hijos argumenten ese No. ¿Por qué no? Te sorprenderá la de veces que su lógica te convence, te sorprenderá la cantidad de noes que te mereces 😉 y sobre todo te sorprenderá su capacidad de argumentar una buena defensa.
Así que dejemos que nuestros hijos se salgan con la suya cuando lo merezcan, cuando sea justo, cuando su argumento sea convincente (por supuesto no siempre), para que el día de mañana sean capaces de plantarse y decir que no, que no comparten con quienes no quieran, que no ceden ante abusones que les quitan sus juguetes favoritos, que no regalan aquello que se aprecian más si no quieren, que no quieren repetir, que no quieren jugar a ese juego… para que sepan que su opinión importa y debe ser respetada por TODOS. Porque un no bien argumentado es siempre una buena defensa. Y nunca sabemos cuándo pueden necesitar un buen NO por respuesta, así que no les quitemos este arma si no hay razón para hacerlo.
¿Qué opinas tú?
Muy interesante. Creo que conviene escuchar más a nuestros pequeños, Este artículo me recuerda que los padres no solo educan para el aquí y ahora, también establecen las pautas del futuro de sus hijos. A veces hay que pensar a más largo plazo… 🙂
Gracias por esta fantástica reflexión
Gracias a ti Artemis por leerlo y tu comentario. No puedo estar más de acuerdo contigo 🙂