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Consejos Para Sobrevivir a Unas Navidades Familiares Con Niños Pequeños

31/12/2015
Caro Musso
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Fotografías cortesía de: opbia30, benscherjon, candice_rose, Lars Plougmann bajo licencia Creative Commons.

Si estás en tus primeras (o segundas) Navidades con niños, no dejes de leer esto. Sé que llego algo justa con esta entrada, un poco tarde si piensas en Nochebuena y día de Navidad, pero es que aún quedan esta noche que es Fin de Año, Año Nuevo, Reyes… ejem, ejem. Y si llego algo «tarde» es porque este artículo nace de la experiencia de estos días atrás.

Cuando no tienes niños (o ya son grandecitos) todo fluye con mucha más facilidad y normalidad. Entras y sales cuando quieres, trasnochas si hace falta, recuperas con siesta, tienes largas sobremesas diurnas y nocturnas, quedas con unos amigos, con otros y un sinfín de cosas más que hacen las personas-sin-hijos-pequeños. Pero ¿qué pasa cuando tienes bebés o niños pequeñitos? Pues que todo se complica un poco porque estos chiquitines tienen unos ritmos bastante diferentes a los de los adultos, y no sólo se trata de ritmos, sino también de necesidades distintas.

Puede que para ti un día ideal de Navidad sea tomar el aperitivo, una buena comida, sobremesa, siesta si se tercia, después un rato con los amigos, ya te tomas la cerveza con la tapita en modo colegueo, puede que con cubata después y muchas risas. Ahora bien, si tienes un niño pequeño empieza a pensar en cambiar el plan.

Si estos días atrás has tenido más de un día difícil, puede que hayas pensado más en tus necesidades o las necesidades de la pareja o de la familia extensa y los amigos que en las de tu/s hijo/s. No te fustigues, es muy fácil que pase, porque tampoco piensas que le haces ningún mal por llevar unos días más animados con ellos. Sin embargo, no nos damos cuenta de que a ellos les cansan los ritmos ajetreados y el no saber qué pasará después.

Por eso te voy a contar algunas de las pautas que pueden funcionar para que todo fluya con más armonía y evitar el mayor número de crisis posibles, que aún quedan bastantes días de fiesta por delante 😉

1. Aprovecha más el día que la noche

Aunque esto puede parecer muy obvio, te lo recuerdo porque en estas fechas se hace de noche muy pronto y como se te vaya la mañana con obligaciones varias (supermercado, arreglar la casa, compras navideñas…) cuando te vienes a dar cuenta se te ha ido la mañana y el rato de ocio de tus hijos se limita a un par de horas por la tarde con el cielo oscuro, con lo cual las opciones se reducen bastante. Aprovecha las mañanas para ir al parque, o mejor aún, si tienes una zona de naturaleza cerca, campo, bosque, playa… no lo dudes, donde mejor está un niño pequeño (aparte de en contacto con sus padres) es en plena naturaleza, prueba a quedar con tus amigos en estos lugares en vez de en una tasca 😉 . Si satisfaces este deseo y dejas que duerma después una siesta tranquila y larga, la tarde noche seguro que es mil veces más fácil.

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2. No apretes demasiado la agenda

Igual estás de vacaciones, has ido al pueblo o a tu tierra y quieres ver a todo el mundo, visitar a un montón de familiares, quedar con todos los amigos que no has visto en meses (te lo digo por experiencia). Esa agenda está bien para ti, pero no para un pequeñín. Si tienes la posibilidad de que se quede con los abuelos, mejor que mejor, si no es así, reduce tu agenda a una quedada al día. Más es demasiado para tu peque. También puedes turnarte con el otro progenitor para cubrir compromisos varios.

De igual manera, procura no llevarlo a varios lugares estresantes en el mismo día, por ejemplo, si vas a ir a un centro comercial por la tarde, procura que tenga una mañana lo más serena posible. Los lugares que más estresan a los peques son los sitios cerrados, con muchas luces, mucho ruido y/o mucha gente.

3. Cuidado con los eventos masivos

Sobre todo con los bebés que están en época de extrañar, que no están familiarizados con las personas con las que se va a encontrar o que no están acostumbrados a estar con mucha gente, debes tener cuidado a la hora de eventos con mucha gente. Si os juntáis muchos para comer o cenar, procura llegar de los primeros, así los invitados irán llegando poco a poco y no será una avalancha de saludos que no harán más que asustar al peque.

4. Tiempo fuera

Si ves que se agobia cuando hay mucha gente o mucho jaleo, llévate a tu peque un rato a otra habitación. Con Adriana me funciona muy bien. Si no es por sueño o por hambre, cuando se cansa de la gente, del jaleo o del ruido y se estresa, me la llevo un ratito a otra habitación, estamos un rato a solas, tranquilas y a los cinco o diez minutos está lista para volver.

5. Adáptate a sus horarios

No nos damos cuenta pero solemos pretender que los niños se adapten a nuestros horarios en lugar de adaptarnos nosotros a los suyos. Puede que un niño más mayor entienda que el día de Nochevieja hay que esperar un poco más para cenar, pero un bebé de dos o tres añitos se rige por su estómago y este tiene su hora. Si no podéis adelantar el evento, al menos procura que tenga su comida a su hora.

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6. No le pidas más de lo que te puede dar

Algunas veces pretendemos que los niños más pequeños se comporten como niños grandes y esto no es posible. Un bebé o un niño pequeño tiene necesidad de movimiento, no pretendas que esté sentado a la mesa lo que dure la comida (o la cena) de los mayores. Si lo hace estupendo, si no lo hace no lo achaques a falta de modales, respeta su necesidad de movimiento y juego.

7. No le obligues a dar besos

Tenemos una fea costumbre (todos) y es obligar a los niños a besar a todo quisque. No. Procura no hacer eso, por favor. A ti no te gustaría que te obligaran a besar a un desconocido o cualquier otra persona cuando no te apetece. Tú ya estás en el mundo de las convenciones sociales, pero los peques funcionan más por instinto y necesitan hacer las cosas cuando les apetece.

Así te aseguras que cuando de un beso sea de verdad y no por obligación, y algo mucho más importante, no le estás diciendo que cualquier persona (y digo cualquier persona con el riesgo que eso conlleva) le puede besar cuando y donde le venga en gana.

Y ojo con los chantajes, a los abuelos se les permite todo, pero habla con ellos abiertamente sobre no ganarse su cariño a base de chuches o similares.

8. Rituales

Aunque estéis fuera de casa procurad seguid los rituales de siempre. Por ejemplo, si a la hora de dormir suele ser baño, cena, cuento y a dormir, hacedlo igual, estéis en la casa que estéis. Su cuento favorito y su compañero de sueño no pueden faltar en la maleta. Los rituales y los objetos familiares les aportan seguridad y los tranquilizan.

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9. Cuéntale qué vais a hacer

Aunque no lo creas, a un bebé o un niño pequeño le crea mucha inseguridad y estrés no saber qué va a pasar después. Sobre todo en estos días más ajetreados en los que sale de su rutina, explícale en todo momento lo que vais a hacer a continuación, «iremos a casa de la tía Pepita y veremos a los primos», «ahora vamos a ir al parque y después comeremos en casa de los abuelos»… Puede que creas que no te va a entender, te sorprenderás 😉

10. Juega con él

Pasar tiempo con los amigos y la familia está muy bien, sobre todo cuando no los ves en mucho tiempo, ahora bien, no olvides que tu peque también necesita de tu atención y de un ratito a solas contigo, necesita teneros en exclusiva aunque solo sea un ratito al día.

11. Pasadlo bien

Vivid las fiestas como lo que son, una fiesta. Si surgen conflictos familiares, existen tensiones o cualquier otro roce, procurad mantened a los niños (grandes y pequeños) al margen. Por mucho que penséis que no se enteran, sí que lo hacen. Perciben mejor que nadie los estados de ánimo de sus padres y de las personas que tienen alrededor y lo que un niño necesita es tener alegría a su alrededor, no disputas.

Si al final del día veis que ha sido una jornada difícil, con  muchas rabietas, enfados, etcétera, antes de ir a dormir, analizad el día y pensad en qué momento habéis hecho algo que podáis mejorar: ¿mucho estrés, demasiada gente, se ha saltado alguna siesta… ? Y esto no es para que os fustiguéis y os lamentéis por ser malos padres ;P sino para reflexionar qué se puede hacer mejor y de esta manera ahorraros algún disgusto.

Mi experiencia me dice que si sigues estos consejos, tus días de vacaciones serán mucho más placenteros y tranquilos 😉 ¿Quieres contarnos la tuya? ¡Estamos deseando escucharla!

¡Hasta enconces, Feliz Año Nuevo!

Autor

Caro Musso

Una madre para la que cada día que pasa con su hija es un regalo y un aprendizaje del mundo y del alma. Autora de la novela "La joven de ojos miel". Licenciada en Psicología y apasionada de la fotografía y la lectura.

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