Si leer es maravilloso, leer con tus hijos es entrar en otra dimensión. Transmitirles tu amor por la lectura, formar parte de esta aventura, abrir sus puertas a la imaginación y a miles de nuevas experiencias es uno de los mejores regalos que les puedes brindar. ¿Quieres conocer algunos consejos para que esta experiencia sea una de las más bonitas que compartáis?
1. Cuándo
Cualquier momento es bueno para leer con tus hijos. No importa ni siquiera que aún esté dentro de la barriga, puedes leerle tú, porque aunque no lo creas ya te escucha y estás plantando una semillita.
Podéis leer a cualquier hora del día que tu peque esté receptivo y que el ambiente sea adecuado (sin mucho ruido), para que pueda mantener toda la concentración en la historia. Puede ser desde que se levantan hasta el momento del cuento antes de dormir. Será porque Adriana ya adora los cuentos pero a la hora de dormir ella va a elegir sus cuentos y cuando se despierta, lleva unos cuantos días que lo primero que hace es pedirme que le cuente un cuento (este inventado en el que salgan ella y sus primos) mientras se toma su «teti».
2. Y dónde
Pues el lugar es casi como el momento, mientras estéis cómodos y no haya demasiado jaleo, cualquier lugar es estupendo y si es los brazos de mami, papi, el abuelo o la abuela pues mejor que mejor (quien dice brazos, dice regazo 😉 ). A M. y a Adriana les encanta sentarse en mis piernas para que les lea los cuentos.
… y ni siquiera el coche le parece un mal lugar 😉
3. Al alcance
Uno de los consejos que leí hace tiempo y que más útiles me han resultado fue que pusiera los libros a su altura, de forma que cada vez que Adriana quisiera leer o ver un cuento pudiera hacerlo sin tener que depender de un adulto.
Además que pueda verlos bien, no sólo el canto, sino la portada. Por eso en casa los tenemos así, a la última balda no llega (aún) y en esa pongo los que no quiero que estropee.
4. Libre elección
El que estén a su alcance facilita que puedan elegir el cuento que les apetece en cada momento. Si lo eliges tú de algún modo le obligas a leer algo que igual no le apetece y a la larga, en lugar de potenciar su amor por la lectura, lo mismo acaba aborreciéndola 🙁 La lectura siempre ha de ser un placer, nunca algo impuesto.
Nosotras vamos una vez a la semana a la biblioteca, o más, le gusta tanto que a veces lo pide. Con quince meses se sabía el camino a la biblioteca y me iba diciendo por qué calle ir, ¡no es para comérsela! (Sí, lo reconozco, estoy en modo #mamáorgullosa ) Allí elige los cuentos que quiere leer o los que quiere traerse a casa.
5. ¿Límites?
Bueno, una cosa es obligarle a leer lo que tú quieres y otra bien distinta es dejar que lea cualquier cosa. En la biblio le dejo que elija el libro que quiera, pero es cierto que los que no me gustan nada, por lo que transmiten o por lo que cuentan, son rápidamente devueltos (un poco de trampa, sí, pero también hay que filtrar).
O como ella aún no sabe leer puedo omitir palabras o cambiar las frases. Por ejemplo, tenemos un libro en casa que dice «Papá tonto» y yo lo de tonto lo omito descaradamente. El día que aprenda a leer podrá discriminar un poco mejor y podré explicarle algunas cosas, pero ahora lo absorbe todo y hay ciertas cosas que no me apetece que aprenda. Así que sí, se pueden (y se debe) poner límites.
6. Cero exigencias
Igual que no debemos obligarles a leer el libro o cuento que nos apetezca a nosotros, tampoco podemos esperar ni pedir que lo lean entero y en el orden que supuestamente corresponde. Los adultos funcionamos por objetivos, los niños no. Por mucho que a ti te parezca que un cuento se ha de empezar por el principio y se han de leer todas las páginas, es algo que no siempre va con ellos. Déjales libertad para saltarse páginas, para irse directamente al final, o quedarse a medias. Están descubriendo el mundo, aprendiendo a relacionarse con los libros. Esta experiencia a de resultar agradable y no una tarea con normas que vayan más allá de no romper las hojas.
7. Paciencia
Sí, vas a necesitar dosis de paciencia. Cuando te pida que le leas el mismo cuento por séptima vez y tú te preguntes «¿no te cansas?», sólo te queda respirar hondo, sonreir y volver a disfrutar de la historia como si fuera la primera vez, porque no, no se cansan, al contrario, leer y releer sus cuentos favoritos les aporta seguridad.
8. Déjales que participen
Y que participen no es que les preguntes cual examen para comprobar su comprensión lectora, sino que les dejes que hablen, que pregunten e incluso tú puedes preguntarles qué creen que va a pasar, cómo piensan que se ha sentido un personaje, qué les gustaría que ocurriera… Es una forma de fomentar la imaginación, de que puedan expresar emociones, miedos, y sobre todo, que se mantengan bien metidos en la historia.
9. Leerles tú
Sí, aunque sepan leer y tengan momentos en los que lean a solas. Si quieren, date el placer y dáselo a ellos de leerles en voz alta. Permitiros ese ratito íntimo de placer y relax en el que además de compartir experiencias os puede servir de puente para que expresen emociones guardadas, para que cuenten algo que les ha ocurrido durante el día o simplemente para disfrutar juntos de una actividad placentera, relajante y de lo más nutritiva para la mente.
10. No te limites a leer
No se trata de leer y repetir como un papagayo, cuenta la historia. Y cuanto más pequeñitos sean tus hijos, más aún. Cambia las voces, el volumen, gesticula… Si te limitas a leer como si leyeras las instrucciones de la tostadora acabarán aburriéndose al tercer parpadeo. Narra, cuenta, siente, haz que se metan en la historia, que descubrna nuevos mundos a través de tu voz y de tus gestos. Tú eres sus ojos, no les defraudes 😉
Y tú… ¿tienes algún otro consejo que quieras compartir con nosotros?
Qué artículo tan bonito y lleno de muy buenas ideas!! Yo le leo cuentos a mi niña de 5 meses, aún no me hace mucho caso, pero nos encanta!
Muchas gracias Caro Musso!
Muchas gracias, Miriam! Seguro que esa simiente que estás dejando da sus frutos en el futuro! Tu bebé tiene mucha suerte de tenerte!