Como adultos supervivientes a la arrolladora, dura, y en algunos casos, trágica adolescencia, sabemos lo importante que es la autoestima para enfrentarnos y relacionarnos con el mundo que nos rodea y con las innumerables personas que pululan por él.
Sabemos que la autoestima, la confianza y la seguridad en uno mismo, puede llevarnos a conseguir el trabajo que queremos, la pareja que queremos, o por qué no, la vida que soñamos. Y, por el contrario, la falta de autoestima, la inseguridad, el miedo, pueden hacernos perder oportunidades únicas. Todos conocemos y todos hemos pecado alguna vez de falta de autoestima. Todos hemos pensado alguna vez no soy lo suficientemente bueno, no lo hago bien, no valgo para esto. Si el sentimiento en un racional adulto es terrible, ¿Imaginas lo devastador que puede ser en un niño?, veamos cómo podemos ayudar a que esto no sea así.
Acéptalo tal y como es
No lo compares, él o ella es único y maravilloso, ni mejor ni peor que los demás. No lo conviertas ni en un narcisista ni en un acomplejado. Sólo acepta y potencia sus puntos fuertes y acompáñalo en sus “debilidades”. Todo es parte de un todo y ese todo es tu maravilloso hijo 😉
Dedícale tiempo en exclusiva
Algunas veces es difícil arañar algunos instantes de dedicación exclusiva, pero son muy necesarios. Pintar juntos, hacer puzles, leer cuentos… Reserva un rato cada día para compartir actividades con ellos de forma ininterrumpida. Olvida lavadoras, cenas, teléfonos, y bañeras y dedícate a ellos por completo, les hará sentir que son importantes y que el tiempo que pasáis juntos también es valioso para ti.

Empatiza con él o ella
Ponerse en el lugar de los demás suele ser el modo más sencillo de saber qué hacer ante determinadas situaciones. Las palabras o las acciones que tú necesitas suelen ser las que necesitan sus hijos, sólo que con un lenguaje algo más adaptado 😉 Sólo traslada tu propia experiencia a su pequeño mundo y verás que no están tan lejos uno de otro. Si tu hijo está frustrado porque se ha salido de la raya pintando, piensa cómo te sientes tú cuando tienes que entregar un informe que sabes que está mal hecho. ¿Mal, verdad?
Premia el esfuerzo, no el resultado
Enséñale el valor del esfuerzo y la importancia de no rendirse. No dejes que se conforme con un “no puedo”, anímale a que lo intente sin agobiarlo y premia ese esfuerzo independientemente de que consiga el resultado deseado o no lo haga.
No le cortes las alas
Sé que sufres con la posibilidad de que se haga daño constantemente, pero infundirle miedo sólo ayudará a que no crea en sus capacidades. En vez de decir “no puedes hacerlo”, “eres demasiado pequeño”, etcétera, anímale a intentarlo. El riesgo muchas veces no va más allá de un simple rasguño.
A quien amas dales alas para volar, raíces para volver y motivos para quedarse.-Dalai Lama
Escúchale
Volviendo a la empatía, intenta pensar en cómo te sientes cuando estás hablando y alguien te interrumpe constantemente, cuándo intentas explicar algo que para ti es importante y la otra persona te ningunea, o no te mira, o le quita importancia gratuitamente, o deja de escucharte para hablar con otra persona de cosas más importantes o interesantes… Pues eso, escúchale, pero de verdad. Párate. Mírale y dale la mejor respuesta que le sepas dar. Nadie en el mundo va a valorar tanto tus consejos como él.
Acompáñale
Nuestra labor no es arrastrarlo de la mano como cuando corremos hacia una cita ineludible y, para variar, llegamos tarde. Nuestra labor es acompañarlos y ofrecerles nuestro amor incondicional. Para lo bueno y para lo malo. Nuestra labor es hacer que sepan que pase lo que pase, estaremos allí, que pueden confiar en nosotros, que no les empujaremos a subir la montaña, pero estaremos allí para animarles a que lo consigan, porque sabemos que ellos son perfectamente capaces de hacerlo por sí mismos.
Porque la autoestima no significa no tener miedo, sino más bien saber que somos capaces de superarlo, no significa creernos los mejores en cualquier cosa, es más bien valorar, conocer y explotar nuestros puntos fuertes, y aprender a trabajar para mejorar los no tan fuertes, sabiendo que somos capaces de hacerlo.
Consulta con un profesional
Si crees que el problema de autoestima va algo más allá de lo que puedes controlar, no tengas miedo a consultar con un psicólogo infantil. Todo lo que hagas por él hoy, es un regalo para el día de mañana, así que ante la duda, pregunta al experto 😉